No me pintes real, no me hieras.
Vamos entonces, tú y yo,* con esta música de aeroplanos
a rastrear el mundo.
Vamos con esta sinfonía vertebral a hacer sonar clarines y trincheras.
Vamos, tú y yo, con todo el cielo por detrás
a rastrear la mesa,
jugando con las tijeras
esta noche
cuando a las 12
restalle un hueso contra una flauta.
Vamos entonces, tú y yo, derechos e impacientes a descifrar
el enigma del cuerpo y de las nubes.
Vamos tú y yo a tocar el sólo de trompetas,
ni entristecidos, ni alertas,
ni separados, ni juntos,
sólo
vamos, tú y yo
y que nadie interrumpa.
Porque habrá tiempo para secar la lengua,
para volver y no volver
y dañar y reparar,
verdad que ha de haber tiempo -no estamos tristes-
estamos trabajando, cantando,
habrá tiempo para guardar la lengua y volverla a extraer.
A las nueve de la noche
vamos entonces tú y yo,
iremos.
No escucharán más músicas ni fiestas, no habrá sanción para las horas horrorizadas ante
los cirros escarlatas,
lo he olvidado todo, yo ya no sé, pero vamos tú y yo
acumulados y anestesiados
por el impacto rosa de esta tarde.
Vamos por lo verbal del cielo, anaranjado, ajado,
destrozado
por el color,
y después,
cuando una rueca gire desde el pozo sin boca,
cuando confunda tu cabeza con la constelación astral,
cuando queriéndonos consolar nos sintamos heridos,
catapultados por montones de estrellas
anaranjadas,
ajadas,
a punto de extinguir
su brillo,
desvariadas.
Vamos de todas formas a sentir, a descuidar, a dormir
enganchados por una pinza,
sujetaré, ataré, entraré
y antes de media noche
ya habrás venido.
Y claro que habrá tiempo** de levantar otra vez estos brazos de silla,
de componer para las ilusiones,
no estaría hablando ahora yo así si no hubiera sido cegada,
acribillada
varias veces por el color sangrante de la huída,
desgarrada en la mitad de una idea, confusa,
por una voz que
tenazmente
se interpone en los ojos.
Es hora de recogerse antes de que después,
es hora de extenderse, de descansar,
hora de que miremos, de hacerse cuenta,
es hora de que sea tarde,
pero habrá tiempo.
Vamos entonces, tú y yo,* con esta música de aeroplanos
a rastrear el mundo.
Vamos con esta sinfonía vertebral a hacer sonar clarines y trincheras.
Vamos, tú y yo, con todo el cielo por detrás
a rastrear la mesa,
jugando con las tijeras
esta noche
cuando a las 12
restalle un hueso contra una flauta.
Vamos entonces, tú y yo, derechos e impacientes a descifrar
el enigma del cuerpo y de las nubes.
Vamos tú y yo a tocar el sólo de trompetas,
ni entristecidos, ni alertas,
ni separados, ni juntos,
sólo
vamos, tú y yo
y que nadie interrumpa.
Porque habrá tiempo para secar la lengua,
para volver y no volver
y dañar y reparar,
verdad que ha de haber tiempo -no estamos tristes-
estamos trabajando, cantando,
habrá tiempo para guardar la lengua y volverla a extraer.
A las nueve de la noche
vamos entonces tú y yo,
iremos.
No escucharán más músicas ni fiestas, no habrá sanción para las horas horrorizadas ante
los cirros escarlatas,
lo he olvidado todo, yo ya no sé, pero vamos tú y yo
acumulados y anestesiados
por el impacto rosa de esta tarde.
Vamos por lo verbal del cielo, anaranjado, ajado,
destrozado
por el color,
y después,
cuando una rueca gire desde el pozo sin boca,
cuando confunda tu cabeza con la constelación astral,
cuando queriéndonos consolar nos sintamos heridos,
catapultados por montones de estrellas
anaranjadas,
ajadas,
a punto de extinguir
su brillo,
desvariadas.
Vamos de todas formas a sentir, a descuidar, a dormir
enganchados por una pinza,
sujetaré, ataré, entraré
y antes de media noche
ya habrás venido.
Y claro que habrá tiempo** de levantar otra vez estos brazos de silla,
de componer para las ilusiones,
no estaría hablando ahora yo así si no hubiera sido cegada,
acribillada
varias veces por el color sangrante de la huída,
desgarrada en la mitad de una idea, confusa,
por una voz que
tenazmente
se interpone en los ojos.
Es hora de recogerse antes de que después,
es hora de extenderse, de descansar,
hora de que miremos, de hacerse cuenta,
es hora de que sea tarde,
pero habrá tiempo.
*Thomas S. Eliot, en “La Canción de Amor De J. Alfred Prufock”
**Thomas S. Eliot, en “La Canción de Amor De J. Alfred Prufock
**Thomas S. Eliot, en “La Canción de Amor De J. Alfred Prufock
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