Todos
D.M.G.
Hablan
Tal Vez, Quizás, Pero
“Él otorga un protector beso final
y sale a tientas, encontrando las escaleras sin luz.”
-Thomas S. Eliot, “El Sermón Del Fuego”-
Y para nada que le servían los cartílagos ni las gomas en la lengua,
subía a montarse sobre un cohete blindado con agujeros en el agua,
subía a desatenderse y tal vez pero quizás desatendido estaba tanto de sí mismo
como de ella,
desentendiéndose tal vez o quizás o más
y también atendiendo, pero,
y siempre así dándose vueltas de rosario
con el cuello,
escalonando cada roce, parapetándose los ojos,
los labios siempre hechos tres cruces,
desalentándola a ella y él desaforándose,
lo que solía decir no guarecía:
pero quizás, tal vez,
o sólo pero.
¿Habrá mañana sol en el cuaderno
o no habrá mañana sol en el cuaderno?.
Mañana no habrá cuaderno.
¿Habrá agujeros en el agua o habrá agujeros?.
Habrá otro pero.
Y es eterno, todo es eterno,
y se quedaba.
Por si acaso, no te vayas, no seas rígido ni etéreo,
no pongas cierre, no digas pero,
la ciudad es tan grande...
Se nos pasó la vida, amor, se nos pasó el infierno,
traficamos con oro y margaritas que producían intereses,
la casa echaba chispas que llegaban el suelo,
en la cama rugía un vendaval
de añoranzas
y era un espejo
y se clavaban las imágenes del cuerpo,
porque era el cuerpo.
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